El trabajo que estamos llevando a cabo de composición e interpretación se basa en la elaboración de 3 partes.
1. Una primera obra lenta, en la que tratamos de describir el despertar de la pradera apalache. En ella tratamos de recrear varios elementos de la naturaleza: los primeros sonidos de las aves, el sonido de las gotas de rocío, el sonido del agua que viene de las montañas...
2. una segunda obra libre en la que tratamos de describir un viaje que va desde las altas montañas que dominan el horizonte y donde viven los indios apalache hasta el apacible pueblo cuáquero.
Este viaje comienza en los altos riscos, dominados por los cantos mágicos indios. En las altas montañas los indios viven en total contacto con la naturaleza solamente amparados bajo el cielo estrellado dentro de su tipi. El sonido de los tambores y los cantos ancestrales dominan toda la escena.
Luego pasamos por las peligrosas cascadas, rápidos de abrupta corriente que se deslizan hasta la falda de la montaña. El sonido escalonado y continuo de los instrumentos de lámina junto con los arpegios del violín solista nos hace deslizarnos sin remedio ladera abajo.
Los rápidos se detienen en el inmenso lago de gélida agua cristalina proveniente del del deshielo. El sonido del violín nos hace evocar ese paraje de ensueño. El acompañamiento es sutil pero a la vez describe notablemente la quietud y la paz entre las montañas.
El pueblo cuáquero se sitúa en la ribera del lago, desde ahí se pueden escuchar los sonidos del duro trabajo manual. Aparecen sonidos cotidianos, antiguos pero cercanos. Las sociedades han evolucionado hacia un mundo urbano donde la contaminación acústica y los ruidos de la ciudad han desplazado la quietud de antaño. No obstante los cuáqueros siguen anclados en tiempos inmemoriales y todavía conservan esos sonidos sagrados del pasado.
3. La tercera parte es una variación sobre un tema típico de la sociedad cuáquera compuesto en el siglo XIX por Elder Joseph Brackett. Nosotros hacemos nuestra apuesta vocal e instrumental de un modo muy lírico y expresivo, acompañando a la melodía vocal con el inconfundible sonido de un dúo de violines.
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